Una de críticas

Aunque suene repetitivo, toca hacer crítica de Avatar. La película más cara de la historia también es la más debatida de la historia, y los blogs llenan sus posts con alabanzas o críticas al nuevo film de James Cameron. Ese era, por tanto, mi motivo principal de la publicación de hoy, pero ayer me sucedió algo en cierto restaurante que también merece unas líneas. En referencia a lo de la película debo avisar que este post contendrá SPOILERS.

Comencemos con Avatar. Obviamente, salir del cine diciendo que es una mierda es bastante poco ajustado a la realidad, ya que solo ver los efectos especiales y la creación de Pandora 100% digital merece una buena crítica. Pero si ahondamos más, descubrimos lo que muchos acertadamente han concluido y que el propio Cameron ha tenido que explicar: la trama de la película es un corta y pega.

En su historia podemos encontrar más que simples referencias a la película de Disney Pocahontas, a Bailando con lobos (por lo del aprendizaje) e incluso a Jurassic Park (alguna de las especies se parecen excesivamente). Como muchos apuntan, la más clara es Pocahontas: los humanos llegan a un mundo extraño para conseguir algo valioso y se plantean destruir a la raza nativa si es necesario. Y las semejanzas son tan palpables que incluso en el blog Di-minutos dedicaron el dia 24 de diciembre al tema con unas fotos de lo más curiosas...

Además, me considero un acérrimo crítico a las americanadas, y en esta cinta, abundan hasta un punto exasperante: las Ray-Ban, los chicles y cigarros tomados con aire chulesco, los discursitos militares en plan "esto es el infierno panda de nenazas..." son a veces cargantes, y no llegas a diferenciar en que punto es una crítica y en cual es simplemente eso, una americanada.

Porque si algo bueno tiene el film es que nos muestra lo idiotas que podemos llegar a ser los humanos, y la certeza de que somos una raza llena de gilipollas y nos muestra un futuro bastante razonable si observamos la coyuntura actual. Pero para mí, las amaericanadas sobran y no me hacen caer en la cuenta de lo patanes que somos.

Pero sin duda, lo más preocupante es lo del otro James, el sr. Horner, encargado de la banda sonora. Y es que este señor, a lo mejor se piensa que no solo deben copiar, sino que también es igualmente importante reciclar. Porque el señor Horner, autor también de la aclamada banda sonora de Enemy at the Gates (Enemigo a las puertas), ha reproducido literalmente unos acordes presentes en la anterior cinta, y colocándolos en la guerra que se libra entre los na'vi y los humanos. Por si alguien no se lo cree, aquí está nuestro vídeo:

Pero dejemos de lado el tema Avatar, porque quiero adentrarme también en el mundo de la crítica gastronómica. Ayer, fui a comer con mi familia a un restaurante nuevo que han abierto en la misma calle de la Paz en Valencia. El restaurante en cuestión era La Nicoletta, un italiano que en Madrid es una franquicia con 4 restaurantes y que ahora prueba suerte en nuestra tierra, y que de momento no ha empezado con buen pie.

Al entrar, pensé que la cosa sería muy diferente de lo que ocurrió al final. Un local agradable, rústico, con tres plantas, una carta de comida excelente aunque cara... Pero el servicio es nefasto. Estuvimos 20 minutos para que nos atendiesen y tomasen nota, y dos horas para que nos sirviesen algo de comer. Y además, se confundían en las cosas que tenían que traer, e incluso a dos o tres personas no le sirvieron la comida, porque desesperados les dijimos que nos trajesen la cuenta porque no podíamos aguantar más esa broma.

Por tanto, no recomiendo para nada el sitio, que no estamos para derrochar el dinero y menos malgastado. Igual que el Foster's Hollywood, que es carísimo y desatienden al personal poniendo excusas de que no pueden cumplir su promoción de "Pagas una y el resto va de la cuenta", porque se les acaba la bebida. Pues majos, no pongais la promoción.

En fin, con esto he saciado mi avidez destructiva por unos cuantos días, aunque para ello le haya robado el espacio de publicación a Pau. Seguid disfrutando de lo poco que queda de vacaciones y...¡Al turrón!