martes, 17 de noviembre de 2009

Un lugar: Euskadi


Euskadi es un lugar de contrastes, verde, donde se encuentran el mar y la montaña. Uno de los ejemplos más claros es la ciudad de Donostia, donde puedes disfrutar de la Playa de la Concha mientras que a unos metros está el Monte Igueldo, con unas vistas espectaculares de la ciudad. Los pueblos vascos no tienen desperdicio: Mundaka, Pasaia, Guernika, Bermeo, Orio, todos con un encanto especial, con sus pancartas de apoyo a los presos o a las traineras –esas barcas de remo que llenan los ríos vascos en verano y que compiten representando a su pueblo-, los frontones llenos de gente...

Donostia es una ciudad que invita a perderse deambulando por su casco viejo; mientras que el pasado industrial de Bilbao queda patente dando un paseo por la Ría y visitando los pueblos de la periferia como Getxo o Barakaldo. Cruzar el puente colgante que une ambos pueblos casi obligado. De Vitoria-Gasteiz, no podemos dejar de visitar la catedral (siglos XIII a XIX) y el ayuntamiento.

Probablemente, Euskadi sea uno de los sitios donde mejor se come del mundo. Para los que adoramos la carne, nada como un buen txuletón; para los que sean de pescado, el bacalao al pilpil, a la vizcaína o como sea; y para los que prefieran un punto intermedio, el menú de sidrería con tortilla de bacalao y txuletón, o si no, siempre quedará la opción de irse de pintxos por Donostia. Y para beber, txakolí, sidra o un buen vino de la Rioja Alavesa.

En cuanto a los deportes, es fácil encontrar ciclistas pedaleando en cualquier carretera o surferos en las playas; y siempre habrá un gran ambiente en San Mamés o en el Fernando Buesa Arena para ver jugar al Athletic Club o al Caja Laboral (antiguo Tau Vitoria). Deportistas típicamente vascos son los pelotaris, los aizkolaris y txingalaris, además de las ya mencionadas traineras.

Otro de los puntos fuertes de Euskadi es el arte, y, sobre todo, las diferentes opciones que ofrece. Arte al aire libre, como el Museo Chillida-Leku en Hernani, o el Peine de los Vientos en Donostia, también obra del escultor guipuzcoano; el Museo Guggenheim de Bilbao, la Catedral de Vitoria o las bodegas diseñadas por el arquitecto canadiense Frank Gehry en Elciego, en la Rioja Alavesa. Sin olvidar el Bosque de Oma, en la Reserva Natural del Urdaibai, donde Agustín Ibarrola pintó los árboles del bosque.

2 comentarios:

  1. esta entrada se la dedicamos a Ángela, ella ya sabe por qué

    ResponderEliminar
  2. Pau, eixa foto no era precisa... jajajaja. Pero mancanta!!

    ResponderEliminar